Llega un juego indie de desplazamiento lateral en 2D lleno de fantasía y aventura, que presenta un fuerte viaje narrativo hacia el paganismo y las culturas finno-ugricas.
"Tú eres el Mooseman y tienes la capacidad de ver todo lo que está oculto para el ojo mortal".
En el juego controlamos al único protagonista que va a aparecer, un chamán anónimo que lleva puesto un casco de cráneo de alce llamado El Mooseman.
Nuestro chamán comienza su viaje dejando a sus compañeros tribales y aventurándose en el interior congelado, siempre acompañado por un bastón religioso que funciona como una luz guía en algunos niveles.
Él se adentra en un camino sin retorno. Una aventura mágica. Un viaje lleno de misticismo que presentará a los jugadores la rica cultura de los Komi Permians (entre otras tribus) y su fe.
De ninguna manera es un juego difícil. Uno arranca el juego controlando al chamán y aprendiendo de a poco sus movimientos durante su aventura. Hay instancias en las que tendremos que prestar atención al entorno, ya que los espíritus que habitan en las cuevas y los bosques pueden no ser siempre amigables.
La mecánica central de juego gira en torno a la transmutación entre los planos de existencia vivos y etéreos. La vida presente y la vida futura, si se quiere. Podremos ir cambiando constantemente la visión “normal” a la “espiritual” ya que nos será de gran ayuda en muchas ocasiones.
La exploración también se ve alentada por la presencia de coleccionables dentro del juego, en forma de símbolos y artefactos, que contienen copiosas cantidades de trivialidades que arrojan luz sobre la vida y las costumbres paganas de estas personas.
Un sistema de guardado en puntos de control con tótems que también funciona como un medio de avanzar la historia a medida que recibimos nuevas descripciones, traducidas de un alfabeto tipo rúnico a una escritura coherente. De hecho, narrado en ruso, pero con subtítulos en inglés.
Tan pronto como comience el juego, notaremos un enfoque minimalista hacia el estilo visual. El hecho de que sea una forma cruda de dibujado a mano lo hace aún más atractivo y presenta una clara distinción de ciertos scrollers independientes que también son casi monocromáticos como LIMBO, por ejemplo.
Hoy en día se considera un sello distintivo de los juegos independientes, que marcó el comienzo de una nueva ola de pensamiento y desarrollo de videojuegos: En lugar de exhibir efectos y gráficos pretenciosos, se opta por los detalles sutiles. “Menos es más", dadas las circunstancias correctas.
La música nos transporta dentro del universo que el juego nos propone con los instrumentos y el folclore típicos fineses. Esta nos provoca estar en tensión, relajados o expectantes en determinadas escenas del juego.
El sonido nos envuelve en cada lugar que recorramos, sumergiéndonos en la atmosfera que crea el juego.
Si tienen un interés remoto en las culturas extranjeras y la mitología, The Mooseman es una excelente opción para un videojuego que tiene personalidad propia.
Al no disponer de un tutorial ni estar en español, se hace un poco difícil arrancar y se va aprendiendo la mecánica del juego muriendo unas cuantas veces al principio.